Scott Matthew es el músico entrañable al que
adoptarías al salir del concierto, en este caso con cierto aire punk y
desencantado. Su música suena a cabaret y a intimismo a partes iguales. Su voz
es cálida, sutil y un tanto andrógina. Su presencia sobre el escenario es una
mezcla entre la timidez y el miedo del niño que se esconde tras su poblada
barba y la actitud provocadora e irónica de un adulto cuya búsqueda perpetua
del amor le ha imprimado cierta dosis de amargura.
El viernes pasado despedimos el mes de septiembre con las delicadas composiciones de este australiano afincado en
Brooklyn, a quien se compara con una mutación genética entre Anthony & The
Johnsons (por el ademán) y David Bowie (por la voz). La sala Music Hall de
Barcelona, recién estrenada en esto de la música en directo, se cubrió para la
ocasión con filas de sillas plegables a modo de platea que sirvieron de
excelente recibidor para el nuevo trabajo de Scott Matthew, “Gallantry’s
favorite son” (2011). Esta disposición del espacio nos permitió ubicarnos en
una suerte de balconcillo y observar la actuación desde la distancia, disfrutando
de la intimidad. Entre la audiencia, predominio de asistentes extranjeros que
denotan el aún desconocimiento del artista por parte del público autóctono.
Matthew derrocha entre canción y canción sentido del humor y comentarios que provocan la risa cómplice. En los bises, sorprendió a todos con una emocionada versión de Only girl (in the world) de Rihanna, en la que introdujo jocosos comentarios sobre la calidad poética de la letra. Después dio por concluida la actuación con una no menos sorprendente y delicada versión de No Surprises (de Radiohead).
Matthew derrocha entre canción y canción sentido del humor y comentarios que provocan la risa cómplice. En los bises, sorprendió a todos con una emocionada versión de Only girl (in the world) de Rihanna, en la que introdujo jocosos comentarios sobre la calidad poética de la letra. Después dio por concluida la actuación con una no menos sorprendente y delicada versión de No Surprises (de Radiohead).
El
amor, el dolor de la separación y la soledad son argumentos comunes en sus
canciones. La puesta en escena sutil y con predominio de las cuerdas le acerca
más a una formación clásica que a un conjunto de pop. Le basta un piano que en
ocasiones se torna en bajo (Eugene Lemcio) y un violonchelo que en a veces se
convierte en guitarra acústica (Sam Taylor) para convertir el folk en el aire
que te pone la piel de gallina. Matthew mismo alterna la guitarra acústica con
una mandolina que parece aún más pequeña en manos de este hombretón desaliñado.
Matthew había formado parte de la banda “Elba
Snow”, que formó con el exbatería de Morrissey Spencer Cobrin. Tras la
disolución de la banda, compuso varios temas para series de anime y participó
como actor y compositor de la banda sonora de la ácida comedia sexual Shortbus,
de John Cameron Mitchell. En 2008 dio por inaugurada su carrera discográfica
con un cd homónimo, y en 2009 sorprendió a todos con la publicación del cd con
el título más largo de la historia, There
Is An Ocean That Divides And With My Longing I Can Charge It With A Voltage
Thats So Violent To Cross It Could Mean Death.
Una gran noche para un hombre grande.
http://www.scottmatthewmusic.com/
http://www.myspace.com/scottmatthewmusic
http://www.scottmatthewmusic.com/
http://www.myspace.com/scottmatthewmusic
No hay comentarios:
Publicar un comentario